Celebrar el día del maestro, de la maestra, es una manera de reconocer y honrar la hermosa labor de educar. Una elección de vida que se asume con el corazón, creyendo en el futuro, luchando por el presente, cruzando fronteras, tendiendo puentes…
Con la certeza
que la educación es la única herramienta de transformación del mundo,
sostenemos que “Un Maestro trabaja para la
eternidad. Nadie puede predecir dónde acabara su influencia” (Henry
Adams).
Septiembre,
podríamos decir entonces, es un mes de reconocimiento a la labor de los y las docentes que día a día luchan para
llevar adelante su tarea de enseñar, y reconocimiento también a aquellos que
ponen lo mejor de sí, para aprender… uniéndose en ese hermoso y complejo
proceso que es el enseñar y aprender, en donde ambas partes se ven
transformadas y enriquecidas. "En las cosas del saber y del vivir, sólo se
gana lo que se da, sólo se pierde lo que se guarda” (Antonio Machado).
En este momento,
en el que estamos atravesando una transformación del sistema educativo,
queremos invitarles a pensar en aquellos/as que han sido sus docentes y a
situarse ustedes como estudiantes: ¿Qué recuerdos vienen a sus memorias? ¿Qué
anécdotas atesoran? ¿Qué aprendieron?
Esperamos estén
cargados de enseñanzas, de esas que sirven para toda la vida y que eso que
algún día hayan enseñado o aprendido, haya florecido, tal como la naturaleza lo
expresa en primavera.
Por eso y mucho
más, hoy rendimos homenaje a los
maestros y maestras, que creen
que educar es sembrar buenos frutos. A todos ellos y ellas, que se comprometen
día a día, con la ferviente convicción que sostiene que la educación es el
único camino para transformar la realidad por un mundo mejor... feliz día!